A principios del siglo 20, algunas mujeres de la clase alta victoriana solían tatuarse en algunos casos como símbolo de independencia, y era tanto el furor por los tatuajes en esa época que incluso se cree que la propia reina Victoria tenía un tauaje de un tigre de Bengala peleando con un pitón.
La escritora Margot Mifflin, creadora del libro “Bodies of Subversion”, indica que la clase alta en esa época tenía su pequeño gesto feminista en los tatuajes expresando: “Estaban tomando el control de sus cuerpos ya que tenían muy poco poder en cualquiera otra parte”.
También muchas personas eran tatuadas en todo su cuerpo como parte de la exhibición en circos. -recordamos a Paul en el Freak Show de la serie American Horror History- Una de las historias más famosas en este sentido es la de Jean Caroll, una mujer barbuda que se unió a un circo cuando tenía 10 años en 1920. Jean se enamoró en el circo de un contorsionista llamado John Carson, el cual no podía soportar su barba, por lo que Carroll decidió quitársela usando electrólisis para convertirse entonces en “La mujer tatuada”.
De la película Lidia la mujer tatuada
Olive Oatman fue la primera mujer blanca tatuada en los Estados Unidos.
Luego de que su familia fuese asesinada por los indios Yavapais en un viaje al Oeste en 1850, fue adoptada y criada por indios Mohave, quienes le hicieron un tradicional tatuaje tribal. Cuando fue rescatada a los diecinueve años, se convirtió en una celebridad.
El año 2012 fue el primero en el que se tatuaron más mujeres que hombres en Estados Unidos (23% de mujeres versus 19% de hombres).
El libro Cuerpos de subversión: Una Historia Secreta de Mujeres y Tatuajes, de Margot Mifflin (1997) examina esta tendencia que tiene una vida más larga que la que uno pensaría. El libro aporta una mirada cultural a esta costumbre y muestra fotografías de mujeres tatuadas y de tatuadoras a través de los años, comenzando con Oatman, la rehén de piel blanca con un tatuaje en el mentón (1851). La tercera edición del libro, lanzada recientemente, incluye cien nuevas fotografías que revelan cómo la cultura del tatuaje ha evolucionado en los últimos quince años. «Los tatuajes son para la mujer contemporánea como emblemas de empoderamiento, en una era en la que el feminismo avanza, y como insignias de autodeterminación en una época en la que temas como el aborto, las violaciones y el acoso sexual las ha hecho cuestionarse acerca de quién controla sus cuerpos y por qué», dijo Mifflin en la introducción del libro.
Genial ! Que grandes eran. Sabías que muchas de sus bandas sonaras las componían ellos mismos? Eran artistas completísimos. Un abrazo !
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La verdad no tenia ni idea, pero esta claro que eran verdaderas/os artistas. Saludos!
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