El erotismo ha estado ligado a nuestra cultura desde sus albores, y el caso de la literatura no es diferente. Aunque su divulgación masiva y aceptación social sean cosa reciente, el erotismo ha sido una constante natural en el arte de la narrativa. Por ejemplo, grandes clásicos de la literatura como El Quijote y Ulises hacen gala de pasajes eróticos, pese a no enmarcarse dentro del género.